El vendedor de gorras. Cuento popular europeo. Traducción y adaptación de Elsa Bornemann.



PRÓLOGO

Este cuento es precioso, interesante, ejemplar, inteligente y divertido a más no poder. Todo eso. Y me parece que les va a encantar.

Porque este buen señor anda por los caminos del país intentando vender gorras de todos los colores, pero tiene mucha mala suerte aunque después la suerte cambia. Como pasa en la vida.

Este cuento nos habla de la importancia de cubrirse bien la cabeza con un lindo gorro, y también de cómo los monos hacen las monerías que ya todos sabemos. Pero lo que no se sabe es quién inventó y escribió este cuento tan lindo.

Claro que eso no quiere decir que fue un Señor Nadie, sino que fue un señor o señora cuyo nombre no conocemos y entonces llamamos “Anónimo”. Circulan muchas versiones de este cuento en todo el mundo.

Como les dije: ¡A mí me parece que a ustedes también les va a encantar!

MEMPO GIARDINELLI


Cuento» El vendedor de gorras


Había una vez un vendedor de gorras. Vendía gorras verdes, marrones, azules y rojas. ¡Y las llevaba sobre la cabeza! Primero se ponía su propia gorra rayada; encima de ésta, apilaba las cinco gorras verdes; después, las cinco marrones; más arriba, las cinco azules y arriba de todo, las cinco gorras rojas.
Un día, el vendedor se sintió cansado y triste porque no había vendido ni siquiera una gorra: ni una verde, ni una marrón, ni una azul, ni una roja.

Entonces, abandonó el pueblo en donde nadie necesitaba sus gorras y caminó y caminó hasta que llegó al campo.

Allí encontró un gran árbol y se sentó a la sombra. Se sacó las gorras y las contó. Las tenía todas: la suya, rayada; las verdes, las marrones, las azules y las rojas. Pero como no había vendido ninguna, no tenía dinero para comprar comida.

“Paciencia”, pensó, mientras volvía a ponérselas. “Venderé alguna esta tarde”, y se quedó dormido.

Se despertó sintiéndose mucho mejor y enseguida levantó un brazo para tocar la pila de gorras. ¡Pero sólo le quedaba una! ¡Sólo su gorra rayada!

Se levantó de un salto y empezó a buscarlas. Pero no aparecía ni una gorra verde, ni una marrón, ni una azul, ni una roja...

Miró entonces hacia la copa del árbol... ¡y allí estaban todas sus gorras! ¡Cada una puesta en la cabeza de un mono!

—¡Monos ladrones! —gritó el vendedor—. ¡Devuélvanme mis gorras!

Los monos no le contestaron nada.

—¡Eh! ¿Me oyen? ¡Devuélvanme mis gorras! —gritó el vendedor, amenazándolos con el puño.

Los monos le mostraron entonces sus puños, pero no le devolvieron las gorras.

Enojado, el vendedor pegó una patada en el suelo y exclamó:

—¡No me hagan burla, monos feos!

Todos los monos pegaron una patada sobre las ramas y le dieron la espalda.

Desesperado, el vendedor se quitó entonces su gorra rayada y la arrojó sobre el suelo mientras les decía:

—¡Aquí tienen otra más, ladrones!

Ya se marchaba cuando vio que los monitos se sacaban las gorras y las tiraban al suelo, tal como él había hecho. En un segundo, todas sus gorras estaban sobre el pasto.

Entonces el vendedor se apuró a recogerlas y a colocarlas otra vez sobre su cabeza: primero, se puso la gorra rayada; encima de ésta, las verdes; después, las marrones; más arriba, las azules y, arriba de todo, las rojas.

Y silbando contento se puso en marcha rumbo a otro pueblo, para venderlas y poder comprar su comida.


FIN

Visto y leído en:
Web: Dirección General de Cultura y Educación – Buenos Aires. Editorial Eudeba
http://servicios.abc.gov.ar/comunidadycultura/mibibliotecapersonal/libros.html

Educando a los más chicos: cuadernos para familias - 1a ed. - Buenos Aires: Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, 2006.
http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL000818.pdf

Mini-antología de cuentos tradicionales
Ficha técnica de edición vigente:
Ilustradores: Pez
Editorial: Alfaguara
Colección: Serie Morada
Páginas: 112
Publicación: 26/04/2010
Género: Cuento
Edad: Desde 8 años
Reúne catorce relatos tradicionales elegidos y recreados por Elsa Bornemann. En ellos los lectores van a conocer historias de animales, personas y lugares remotos, que conservan la magia y la sabiduría de la cultura popular. Inglaterra, Japón, África e Irlanda son algunos de los pueblos que los crearon.

Contenidos:
● La ovejita gris
● El vendedor de gorras
● Las tres lauchas
● La historia de un nabo
● El guerrero terrible
● El gallo, el ratón y la gallinita colorada
● La liebre y el erizo
● Los duendes de las narices largas
● El señor de todos los señores
● El hombre que quiso ser ama de casa
● El adivino
● ¿Cuántos burros?
● El conejo Zomo
● Saburo, el tonto

http://elsabornemann.com/wp/libros/
Prólogo

Queridos chicos:

Cuando yo tenía más o menos la edad de ustedes, hice el descubrimiento más importante de la infancia. ¿Cuál? Que los libros me traían la vida y me llevaban a la vida, esa que quedaba más allá de las paredes de mi casa. En especial, los de cuentos y poesías, los que (como este que acaso ahora abran entre sus manos o alguien les esté leyendo) me regalaban la belleza de las palabras, de sus temas... formando parte de lo que llamamos “Literatura”...

Claro que –hasta que aprendí a leer– mis padres y mis hermanas mayores lo habían hecho para mí, con amor y alegría. (¡Qué suerte!, ¿no?).

Fui creciendo. Y cada vez que me preguntaban: “¿Qué vas a ser cuando seas grande?”, respondía astronauta... bailarina... veterinaria... trapecista... o escritora...

¡Aquel último sueño de ojos despiertos se cumplió!

Hoy suman un montón mis libros publicados y sigo inventando nuevos, año tras año. Todos dedicados a ustedes, los chicos, mis mejores amigos que –tal vez– aún no saben que lo son... Como –quizá– tampoco sepan qué significa “antología” o “tradicionales”, términos que se encuentran en el título.

A ver si me explico: imaginen un ramo de diferentes flores, elegidas porque les parecen lindísimas. Segundo paso: cambien flores por poemas o cuentos preferidos y júntenlos en dulce compañía. Esta selección debiera denominarse “antología”.

Como esta, por ejemplo, que me encantó componer y a la que en el título agregué la palabra “tradicionales” porque se trata de textos de los que no es posible enterarse de quiénes fueron sus autores. Pertenecen a distintos pueblos del mundo y fueron transmitiéndose de gente en gente, de mayores a menores, de padres a hijos, de maestros a alumnos a través del tiempo.

Llegaron a ustedes flotando entre las almas de tantos seres humanos que –incluso a mí– continúa maravillándome.

Ojalá los hagan suyos.

Los abraza,

Elsa Bornemann

https://www.loqueleo.com/ar/libro/mini-antologia-de-cuentos-tradicionales

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Ilustraciones Alex DG© y Daniel Caminos